Dios, el hombre salvo y el condenado.

Dios conoce el corazón, las obras y los frutos de cada persona, no necesita esperar a que muera para saber cuáles fueron sus actos en vidas.

Dios nos conoce desde antes de crearnos y nos ve y examina cada día. Al morir de una vez lo manda para el cielo o el infierno, según el camino que haya escogido en vida. Si escogió el camino de Cristo y vivió en santidad, va al reino de los cielos, sino, no. Los impíos no se salvarán de la ira de Dios.

Al final de los tiempos, después de los siete años de tribulación, Dios juzgará a cada uno y luego mandará al lago de fuego. Los santos ya estarán en el cielo para entonces.

No es juego, muchos no creen en eso, y lamentablemente para ese tiempo, ya no habrá y arrepentimiento que valga, ya será demasiado tarde.

Hoy tenemos la bendición de la GRACIA, hay que aprovecharla.

Bendiciones de JEHOVÁ.

ABBA PADRE.

CAROLIZZI.